De $2,000 millones en créditos internacionales, el Gobierno solo ha accedido a $409 millones

El Gobierno sigue esperando que la Asamblea Legislativa se ponga de acuerdo en aprobar e incorporar al Presupuesto General de la Nación los fondos de los créditos internacionales que suman $2,000 millones, destinados para varios rubros de atención de la pandemia. De esos fondos, el Gobierno solo ha podido utilizar $409 millones: uno por $389 millones con el Fondo Monetario Internacional y otro por $20 millones con el Banco Mundial.

Esta situación ha complicado al Ejecutivo, pues no tiene la disponibilidad de fondos para atender la pandemia ni reactivar la economía, que resultó afectada por el cierre de negocios a partir de la emergencia sanitaria y ante la necesidad de salvar vidas. Eso sumado a la caída de ingresos que ha dejado un déficit presupuestario de casi $900 millones.

El Gobierno rechaza la negociación entre los partidos del bloque de oposición legislativa, que busca dar luz verde solo a algunos préstamos que les benefician, como el de los $75 millones para las alcaldías y $24 millones para los excombatientes y veteranos de guerra.

Esos fondos están incluidos en el préstamo de $250 millones que los diputados ratificaron el pasado 2 de agosto, pero hasta ahora no han votado para que esos fondos puedan ser incorporados al presupuesto. El Gobierno del Presidente Nayib Bukele reitera que dicha postura de los diputados opositores lleva una clara línea de desgaste para el Ejecutivo, pero es en realidad la población la que resulta afectada porque la mayoría de rubros de ese crédito van destinados a la atención de la emergencia sanitaria.

Si los legisladores no incorporan esos fondos ni ratifican los demás créditos que están pendientes, no se podrá rescatar a las micro, pequeñas y medianas empresas, además de poner en riesgo el funcionamiento del Hospital El Salvador, que cuenta con más de 1,000 camas de cuidados intensivos, entre otros rubros.

El Gobierno exige a la Asamblea Legislativa que deje de adoptar una actitud mezquina y que no se oponga a la mejora en la atención de la salud de los salvadoreños, que por años estuvo en un franco abandono.