El Presidente Bukele recuerda que El Salvador no tiene margen de control sobre el precio de los combustibles pero si protege el bolsillo de los consumidores
El Salvador es un país que necesita comprar fuera de sus fronteras todos los derivados de petróleo que consume: desde la gasolina hasta los insumos para fabricar plásticos.
Es por esta razón que el Gobierno tiene poco espacio para incidir sobre los precios, en cambio, sí emprende acciones para orientar al consumidor y prevenir malas prácticas.
“El Gobierno no tiene ninguna incidencia en los incrementos o rebajas en el precio del combustible, el cual responde a las dinámicas de la economía mundial”, recordó el Presidente Nayib Bukele.
Quienes realmente deciden el precio del petróleo son los inversionistas del mercado internacional. Ellos arreglan sus contratos de compra con varios meses de anticipación y es por ello que a este tipo de mercados se les califica como especulativos.
Estos inversionistas no se fijan en un solo dato para cotizar petróleo, sino que toman en cuenta muchas situaciones a la vez: el nivel de reservas, demanda de estos insumos en las naciones más desarrolladas, guerras o conflictos en los países productores, tensiones políticas, economía deprimida, entre otros factores.
Después de los períodos más estrictos de confinamiento debido al COVID-19, los países abrieron poco a poco sus economías. Durante los últimos meses, la mayor influencia en los precios del petróleo ha sido la relación que hay entre la cantidad de petróleo que se produce y cómo se espera que cambie la demanda de este.
El Gobierno salvadoreño ejecutó acciones pensadas para mitigar el impacto que tienen las alzas del petróleo: amplió el alcance del subsidio para el gas, da información sobre las estaciones de servicios con precios más accesibles y provee apoyo institucional a las energías renovables para reducir la dependencia de derivados del petróleo como materia prima, entre otras.
Entre enero y julio de este año, la factura petrolera del país ascendió a $979.7 millones, de los cuales, el 60.8 % son compras de gasolinas y diésel. Es equivalente a un aumento del 77.8 % en comparación con el período de enero a julio de 2020. Esto se explica por la recuperación económica y porque hay mayor actividad.
Después de varias quincenas con alzas, el Ministerio de Economía anunció que los precios tenderán a bajar entre $0.02 y $0.05 por galón, a partir de mañana. Este es el efecto de la previsión de una menor demanda y un aumento en las reservas de petróleo.