Estrategia de seguridad del Gobierno es un ejemplo al mundo para enfrentar pandillas y evitar la impunidad 

El Salvador salió de la lista de países más violentos del mundo y no figura en el top de naciones con el mayor flujo de migrantes ilegales hacia Estados Unidos, además, los días con cero homicidios son más frecuentes, empresarios y comerciantes afirman que las extorsiones se han reducido y las distintas empresas encuestadoras confirman que la población respalda la estrategia de seguridad del Gobierno, que incluye el régimen de excepción para acabar con las pandillas.

Todos estos logros han hecho que el mundo gire su visión hacia El Salvador incrementando el turismo internacional, atrayendo a grandes inversionistas, frenar la intención de migrar irregularmente a otros países y mantener a las comunidades en un ambiente de seguridad y tranquilidad.

Las cifras históricas sobre la reducción de la criminalidad no mienten: hay 236 días sin homicidios en lo que va de la gestión del Presidente Nayib Bukele, solo en noviembre se contabilizan 12 días sin asesinatos y el promedio diario de homicidios es de los más bajos en la región 0.47 

En palabras del Presidente Nayib Bukele este Gobierno, literalmente, está convirtiendo al país más inseguro del mundo, en el más seguro de América Latina.

La crisis en la seguridad pública que dejaron los gobiernos anteriores dejaba a diario hasta 30 asesinatos, comercios casi en bancarrota por las extorsiones de las pandillas y un interminable tren de migrantes intentando escapar del acoso de los terroristas.

El Plan Control Territorial ha sido una de las estrategias más exitosas para sacar al país del hoyo de la inseguridad en el que se encontraba y llevarlo a un siguiente nivel de desarrollo. 

Los resultados de los planes de seguridad del Gobierno son exitosos y han sido motivo de estudio de otras naciones que se han interesado en conocer más para ser retomados. El flagelo de las pandillas no es un problema exclusivo de El Salvador, sino de otros países que quieren salir del sometimiento de estos grupos, así como lo hace El Salvador.