Con las obras viales que ejecuta el Gobierno se mantiene un 100 % de la conectividad en todo el país
El Gobierno del Presidente Nayib Bukele ejecuta diferentes obras viales, y da mantenimiento a otras existentes, para evitar el riesgo de la población, sobre todo en la época de lluvia, que los caudales se crecen.
Los impuestos que pagan los salvadoreños realmente son destinados al desarrollo de obras de calidad que protegen vidas, patrimonios y que impulsan el desarrollo del país.
Por medio del Ministerio de Obras Públicas (MOP), por ejemplo, a lo largo de estos tres años de administración se ha beneficiado a miles de personas con obras de paso que han contribuido a eliminar los riesgos que corrían al movilizarse a otras zonas, especialmente en la época de invierno.
En 2019, se entregó el puente sobre el río Torola, que permite una conectividad directa entre los municipios de San Isidro y Torola, Morazán. Por varias décadas los pobladores de estas zonas no tuvieron conectividad directa. Los habitantes de estos municipios, por la falta de un puente ponían en riesgo su vida, al trasladarse colgados en una garrucha para atravesar el río y llegar a su destino. Situación que cambió con la llegada del Presidente Nayib Bukele.
Este año también se entregó a los habitantes del municipio de Chilanga, Morazán, la construcción de un puente a doble carril que sustituyó al antiguo de un carril que se encontraba en mal estado y representaba un riesgo para la población usuaria.
Paralelamente, se construyó el puente sobre río Guaxala, ubicado en la carretera antigua a Zacatecoluca, La Paz, otra obra de gran impacto para mejorar la movilidad.
De igual forma, este año se inauguró un nuevo puente sobre el río Ceniza, en Sonsonate, que facilita la conectividad hacia seis municipios de este departamento y a todos los que se conducen a los destinos turísticos de la Ruta de Las Flores y Los Naranjos.
También con la construcción de un puente peatonal en el caserío Las Mercedes, San Julián, Sonsonate, se benefició a miles de personas, entre ellas a niños que tenían que cruzar el río Sensunapán para llegar a su escuela en el casco urbano.