Se construirán 64 CUBOS en diferentes comunidades del país como parte del Plan Control Territorial y las políticas de prevención de la violencia
El Gobierno del Presidente Nayib Bukele construirá 64 Centros Urbanos de Bienestar y Oportunidades (CUBO) en los próximos tres años en distintas comunidades del país, lo que confirma que las políticas de seguridad pública también tienen un fuerte componente de prevención de la violencia y una ruptura de la estigmatización social que por años ha prevalecido en niños y jóvenes de diferentes comunidades.
Con la edificación y habilitación de esos espacios, el Gobierno logrará prevenir la violencia promoviendo una buena relación entre los miembros de las comunidades, lo cual permitirá un desarrollo integral de los jóvenes y que los aleje de los grupos de pandillas.
La creación de los CUBO forma parte de la fase dos del Plan Control Territorial denominada “Oportunidades”, la cual tiene como principal objetivo la conformación de programas de bienestar social en los municipios más vulnerables del país, con un enfoque determinante dirigido a los jóvenes.
A la fecha han sido construidas cinco infraestructuras con fondos propios del Gobierno, debido a que los diputados de la anterior Asamblea Legislativa bloquearon durante 21 meses la aprobación de los $91 millones que el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) otorgó para la implementación de la fase dos de la estrategia de seguridad.
El funcionamiento de cada uno de los CUBO en las comunidades será organizado por la Dirección de Reconstrucción del Tejido Social, adscrita al Ministerio de Justicia y Seguridad, y articulará los esfuerzos con todos los ministerios para tener los resultados esperados en beneficio de la población salvadoreña y generar así una recuperación del rol del Estado en los territorios.
Entre los 64 CUBOS a construir están 21 que se edificarán en los diferentes municipios del Área Metropolitana de San Salvador (AMSS), donde los índices de criminalidad en el pasado generaron zozobra y miedo en los residentes de la zona y ocasionaron un estigma y estereotipo de la violencia que afectó su inserción en las actividades productivas de la sociedad.